Se dice que el estrés es la enfermedad del siglo XXI , seguramente todos hemos atravesado temporadas de estrés, que terminó repercutiendo sobre nuestra salud, por eso es necesario que le demos la importancia que amerita y tomemos acción.
Se manifiesta mediante la aparición de enfermedades como:
Depresión o ansiedad
Problemas menstruales
Si ya existen condiciones de salud el estres puede hacer que empeore.
Cómo puede llegar a mostrar nuestro cuerpo que estamos bajo mucho estrés?
Diarrea o estreñimiento
Mala memoria
Dolores y achaques frecuentes
Falta de energía o concentración
Problemas sexuales
Cuello o mandíbula rígidos
Cansancio
Problemas para dormir o dormir demasiado
Malestar de estómago
Uso de alcohol o medicamentos para relajarse
Pérdida o aumento de peso
Todo esto, sin mencionar el impacto devastador que puede llegar a tener sobre nuestra salud mental.
Por eso hoy el Licenciado en Psicología y Teología Germán Granberg nos comparte acciones de como poder gestionarlo de la mejor manera.
Moverse: El ejercicio físico es uno de los mejores aliados contra el estrés. Al ejercitar el cuerpo, liberamos tensiones y estimulamos la producción de endorfinas, las hormonas que generan sensaciones de bienestar. Desde caminar hasta hacer deporte, ayuda a descargar la energía acumulada y despejar la mente. Principalmente si lo hacemos al aire libre rodeado de la naturaleza.
Hablar: Expresar lo que sentimos con alguien de confianza nos ayuda a liberar el peso emocional que puede generarnos estrés. Hablar nos ayuda a organizar pensamientos, recibir apoyo, y encontrar nuevas perspectivas sobre los problemas. Ya sea con un amigo, familiar o psicoterapeuta. Además, la oración también es una forma de expresar nuestros sentimientos a Dios, quien está dispuesto a ayudarnos.
Aceptar: Aceptar que no podemos controlarlo todo reduce el estrés que proviene de la frustración. La aceptación nos permite manejar mejor las expectativas y evitar la sobrecarga emocional. Además significa aprender a decir no y delegar responsabilidades. Mejor dejar todo en las manos de Dios.
Reformular: Reestructurar nuestros pensamientos nos permite ver las situaciones de una manera más equilibrada, reduciendo el impacto negativo que el estrés puede tener en nuestra mente. Por eso, es importante vigilar nuestros pensamientos para evitar que nuestra propia mente nos sabotee.
Conectar: La conexión con otros es esencial para mantener el bienestar emocional. Dios nos creó como seres sociales. Porqué sentirnos escuchados, valorados y parte de una comunidad nos brinda apoyo y sentido en los momentos de estrés. Además necesitamos conectar con Dios, porque Él es la verdadera fuente de amor, paz y esperanza.
Respirar: La respiración consciente es una herramienta poderosa para calmar la mente y relajar el cuerpo. Al inhalar profundamente y exhalar lentamente, activamos nuestro sistema nervioso parasimpático, que nos lleva a un estado de calma.
Descansar: El descanso es clave para nuestro estado emocional. El estrés a menudo se incrementa cuando estamos agotados. Dormir lo suficiente, tomar pequeños descansos durante el día y desconectar de las responsabilidades son necesarios para mantener la energía y la resiliencia. Te animo incluso a dedicar un día completo para descansar. La Biblia nos invita a hacer del sábado ese día de reposo. Porque Dios desea vernos bien.
Reflexionar: Darnos el tiempo para detenernos y pensar nos permite identificar las causas del estrés. Reflexionar implica observar nuestras preocupaciones, evaluar qué podemos cambiar y cómo enfrentar lo que no podemos controlar. Esta evaluación nos ayuda a tener claridad sobre nuestras prioridades y emociones.
Por último, piensa en esta preciosas promesa de Jesús: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28, NTV)
Dios te bendiga.
Lic. Germán Granberg
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